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¿Cómo puede activarse en diferentes comunidades? 

 

Como todo acto de amor, el primer requisito para la activación es el interés mutuo. El Proyecto hace contacto con una comunidad (o la comunidad con el Proyecto, como en el caso de León) y expone su modo de ser y su alcance. Corresponde a la comunidad decidir si esto la con-mueve, si la invita a generar una relación afectiva.

Pasado esto, un punto fundamental del Proyecto consiste en detectar un nodo comunitario que concentre las inquietudes del territorio donde va a desarrollarse. En el caso de León, el nodo era el derecho al espacio público para las mujeres, y la comunidad fue un colectivo de mujeres en situación de violencia. La definición del nodo, así, fue aportado por el trabajo del Centro de Derechos Humanos Victoria Diez, pero también puede ser obtenido de manera inversa, es decir, luego de un periodo de diálogo creativo con la comunidad. En paralelo y en resonancia con lo mencionado arriba, la metodología contempla dos líneas de trabajo creativo: una que podemos llamar interna y que involucra la relación de las personas de la comunidad consigo mismas; y otra que podemos llamar externa, que contempla un diagnóstico del territorio. Ambas líneas proporcionan al equipo de talleristas y participantes, herramientas creativas para hacer propuestas concretas y realizar un trabajo final.

Desde la perspectiva que planteamos es posible activar este accionar en cualquier comunidad que tenga la necesidad de cambiar, pensar, accionar, manifestarse en relación con situaciones que no sean las deseadas.

Es decir, puede activarse incluso sin que este deseo esté claramente visualizado aún ya que a partir de cierta disconformidad, las herramientas que proponemos pueden hacer visible algo que se encuentra latente.

No nos identificamos con “ diagnosticadores” comunitarios, más bien nos interesa trabajar con deseos y resistencias generadas desde los mismos territorios  y construir desde allí conjuntamente.

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